20 junio, 2011

**

El miedo es como la familia, todo el mundo tiene una. Pero aunque se parezcan, los miedos son tan personales y diferentes como pueden serlo todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse ante un extraño. Miedos con los que uno aprende a ir conviviendo. Hay miedos hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser lo que soñamos, a no dar la talla. Miedo a que nadie entienda lo que queremos ser. Hay miedos que nos va dejando la conciencia, el miedo a ser culpables de lo que les pasa a los demás. Y también miedo a lo que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido. Como miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca.
Y hoy he escuchado a un tal Punset en la tele, un señor encantador que decía que la felicidad es la ausencia del miedo. Y entonces, me he dado cuenta de que, últimamente, yo ya no tengo miedo.
Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien. A veces cuesta, pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir, sin dudar. Y de repente te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido. Como esa ropa que un día dejas de usar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario