20 octubre, 2011

-3MSC-

De algo estoy segura.
No podrá quererlo como lo quería yo, no podrá adorarle de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si solo a mi se me hubiera concedido la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos. Nadie podrá ver nunca lo que yo veo. Y ella menos que ninguna.
Ella incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderle, de respetarle.
Ella no se divertirá con esos tiernos caprichos.

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